04 noviembre, 2014

Héctor Leyva C.
La novela de la revolución centroamericana 
(1960-1990)
(narrativa de 
los procesos revolucionarios centroamericanos 1960-1990)

TESIS. Universidad Complutense de Madrid, 1995.

E
l árbol de los pañuelos es una especie de continuación mítica de la historia de los hermanos Cano, dos soldados liberales que fueron fusilados a mediados del siglo pasado en Honduras acusados por todo un pueblo de brujos.
Los dos hermanos habían tratado de poner una escuela en el pueblo de llama y habían tratado de ayudar a los campesinos a progresar enseñándoles a leer y escribir, y a utilizar nuevas técnicas de cultivo. Ciertas casualidades hicieron que se les imputaran infundadamente algunas muertes que habían sido naturales, hasta que un día todo el pueblo, junto con el cura, los condenó a muerte y fueron fusilados.

El caso fue recogido en un proceso judicial de la época y convertido en novela por el hondureño Ramón Amaya Amador en l959. Julio Escoto tomó como punto de partida la novela de Amaya Amador y a partir de ella narró con la perspectiva del realismo mágico la que pudo ser la historia de Balam, el hijo de Cipriano Cano. Frente a la alternativa de un realismo objetivo, la novela de Escoto se hace eco de la visión mítica de los mayas –cuyos descendientes siguen habitando la zona de llama-, y presenta la acción en un ambiente sobrenatural en el que se confunden los tiempos y las situaciones.
Balam es criado por sus abuelos y carga toda su vida con la duda de si es o no el hijo de un brujo. Su propio nombre revela esta dualidad: Balam significa al mismo tiempo ‘tigre’ y ‘brujo’ en lengua maya. Movido por fuerzas que lo dominan emprende la tarea de vengar a su padre. Y lo venga con sangre.
A cada momento, sin embargo, lo asaltan las dudas de que si lo que hace será correcto, y de si el odio es una solución. “Bebió rencor en los pechos de su madre. Sabe que ha matado, seducido, hecho daño pero no sabe exactamente por qué. Simplemente el impulso le corroía la conciencia, le agotaba la voluntad y lo hacía. Pero a Balam no le fue explicado su deber. El sólo recibió odio por lección y ese odio era precisamente su deber...”
Balam con su venganza intenta restituir un estado de armonía que fuera truncado con los fusilamientos. Pero al mismo tiempo se da cuenta de que nada bueno puede nacer de la violencia.
Evidentemente, Balam se encuentra relacionado con los jóvenes enmontañados del presente por la relación de estos con la figura de civilizadores de los Cano, pero sobre todo por esta duda común. Por la incertidumbre de si el hombre debe dejarse llevar siempre compulsivamente hacia la violencia y contestar al odio con odio.

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