LITERATURA
Libros clave de la narrativa hondureña (VII).
El árbol de los pañuelos
José Antonio Funes
«No sé si soy
más brujo que mortal o más mortal que brujo o siquiera si soy brujo... o si soy
mortal... Porque ese es mi asunto: conocer cuál mitad me dio más parte». Ésta
es una de las frases que define uno de los principales temas de El árbol de
los pañuelos (1972), novela del narrador y ensayista hondureño Julio
Escoto (1944). El tema de la identidad ha sido preocupación recurrente en todos
los ámbitos de la cultura latinoamericana. Historiadores, filósofos y literatos
han tratado de explicar el ser latinoamericano a través de la búsqueda de sus
propias raíces, de sus mestizajes culturales. Ésa ha sido también una tarea de
Escoto a lo largo de toda su obra literaria.
El árbol de
los pañuelos está basada en el argumento de la novela del hondureño Ramón
Amaya Amador (1916-1966) Los brujos de Ilamatepeque (1958), donde se
narra la historia de los hermanos Cipriano y Doroteo Cano, dos ex soldados del
unionista centroamericano Francisco Morazán, que luego de la muerte del héroe
regresan a Ilama, su pueblo, para retomar el proyecto ideológico del derrotado
héroe. Estas ideas chocan con dos sectores poderosos: la iglesia y las
autoridades municipales, quienes acusan de brujos a los hermanos hasta lograr
que éstos sean juzgados, condenados y fusilados en medio de la furia de una
población fácilmente manipulada.
Escoto ubica su
narración veintitrés años más tarde de este suceso, cuando Balam Cano, hijo
póstumo de Cipriano y Eulalia, regresa a Ilama, convertido ya en un pueblo
fantasmal, con la idea de vengar la muerte de su padre. La asignación del
nombre Balam (‘brujo’ en maya) al hijo de Cipriano no resulta nada gratuita,
pues de ese nombre procede el principal elemento problematizador de la novela.
La búsqueda de venganza de Balam se va a convertir finalmente en su propia
búsqueda a partir de ese ser en constante contradicción de sus dos procedencias
(El Balam brujo, indígena; y el Cano, español). En este sentido, resulta
también alegórico el énfasis que hace el narrador en la vocación cristiana de
Eulalia y la cualidad de brujo de Balam, lo cual plantea un conflicto latente
de carácter no solamente religioso, sino histórico-cultural. De hecho, vale
señalar que Ilama pertenece a la zona de Honduras donde hubo mayor asentamiento
indígena y donde los españoles a través de la evangelización y la colonización
ejercieron una fuerte influencia.
El árbol de
los pañuelos se vale de la anécdota sobre la muerte de los hermanos Cano
como un motivo para construir un discurso rico en símbolos y haciendo uso de
las técnicas narrativas modernas (ruptura del discurso lineal, monólogo
interior, intertextualidad, ambigüedad entre el mundo onírico y el mundo real).
Un elemento intertextual bastante visible es, hasta cierto punto, el paralelo
entre la búsqueda de Balam Cano y Juan Preciado y entre el ambiente de Ilama y
Comala. Sin embargo, estos sólo son algunos motivos que retoma Escoto de Juan
Rulfo, pues El árbol de los pañuelos tiene sus propias señas de
identidad y su discurso no deja de ser menos polisémico. El personaje Eulogio,
el loco, resulta clave en esta narración pues de su relato, a menudo caótico,
surge también el cuestionamiento de la realidad, con sus ambigüedades y alteraciones.
Escoto también se vale de paradigmas universales: el tema fratricida de
Caín-Abel, a través de la relación Balam y Eulogio; el mito del complejo de
Edipo, en la unión simbólica entre Balam Cano y su madre Eulalia.
Afirmar que El
árbol de los pañuelos se limita a indagar en el tema de la identidad sería
limitar sus múltiples sentidos. El mismo autor ha dado las pistas sobre la
intención de su novela: «… hay introspección, búsqueda de las motivaciones, de
las causas, de los orígenes de las reacciones del ser humano». Es decir, Escoto
va más allá del problema de la hondureñidad, pues a través de la particularidad
de Balam-Cano, un ser humano complejo, problemático, tiende lazos hacia el
planteamiento de problemas más universales: el fanatismo, la violencia, la
intolerancia, la lucha entre el bien y el mal, el mestizaje, el ser humano y la
eterna búsqueda de sí mismo.
Cervantes.es
Martes 31 de
Marzo, 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario